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El hombre que adiestra a las palomas

El cambadés Marcelino Varela Maquieira lleva desde los 8 años dedicando todo su tiempo libre a entrenar palomas mensajeras para competiciones de escala nacional


Más que una pasión, lo de Marcelino Varela Maquieira con las palomas ya es una forma de vida. Desde bien pequeño se familiarizó con las mensajeras de tal manera que se convirtió con el paso de los años en entrenador. Alrededor de 150 ejemplares de palomas mensajeras tiene en el palomar de su casa de Vilariño. Allí las cuida y les exige a partes iguales para competir al mejor nivel posible en las pruebas que se celebran por todo el país. Ya sea por estética o por condiciones físicas, sus palomas tienen un sello de calidad garantizado y para muestra está su título de campeón de España.


La casa familiar de Marcelino Varela en la parroquia cambadesa de Vilariño es también la casa de más de 150 palomas. Allí es también donde desarrolla una pasión que le cautivó desde niño y que le ha llevado a alcanzar el mayor rango nacional como entrenador de este tipo de ave.

"Con 8 o 9 años ya me interesaba saber mucho de las palomas", afirma el cambadés, que también identifica con precisión el detonante de todo lo que vino después. "Se paró una paloma portuguesa mensajera en mi casa. Era azul, preciosa... A partir de ahí me empecé a interesar por las palomas mensajeras y ahora es mi animal preferido". Tampoco duda Marcelino al señalar que "es mi hobby y es la mejor medicina que existe para sentirte vivo".

Su vínculo a las palomas se acentuó durante el servicio militar en Huelva. Recuerda que "se dio la casualidad que en el cuartel había un palomar de mensajeras. Pedí cuidarlo y me dieron la autorización. Lo cuidé como si fuera mío". Pero aquella mili también le dejó un presente, "el teniente me regaló dos parejas de aquellas palomas mensajeras que hacían recorridos por toda Andalucía. Estaba más contento que si me hubiese tocado la lotería". Incluso la sorpresa fue mayúscula cuando tras perder un macho, Marcelino llamó al teniente y éste le dijo que aquella paloma se había vuelto a Huelva desde Cambados.

Aquello potenció las ganas del entonces carpintero por dedicarle la mayor parte de su tiempo libre a su creciente afición. Desde hace muchos entrena a sus "pequeñas máquinas" para participar en diferentes campeonatos a lo largo de toda la geografía gallega y nacional. Una de ellas es la que tuvo lugar recientemente en Lloret de Mar con una suelta en la que una de sus palomas llegó cerca de 15 horas de vuelo después a su casa de Vilariño.

"Hay muchas variedades. Hay palomas de velocidad, medio fondo, fondo y gran fondo. Son distintos tipos que nacen, no se hacen, pero hay que prepararlas para que den su mejor rendimiento". Precisamente a esa preparación a la que se refiere, Marcelino dedica todos los días un mínimo de dos horas.
Siempre a la misma hora, la rutina es la misma para sus más de 150 ejemplares. "Las suelto para que vuelen entre una hora y una hora y media. Todas tienen el mismo entrenamiento, con las mismas pautas y vuelan siempre juntas. A la vuelta les tengo preparada la comida y calculo todo bien para que tengan una perfecta nutrición. Beben y comen también glucosa y aminoácidos porque sino el organismo les pasa factura como a los atletas. Luego las limpio y así cada día".

Eso tan difícil de entrenar para que vuelvan tras cada vuelo a su palomar se va encaminando desde bien temprano, "cuando nacen lo primero que hay que hacer es entrenar en casa. A partir de los tres meses empiezan unas normas estrictas. Tienen que ser palomas obedientes".

Su valía como adiestrador de palomas está más que acreditada, incluso con títulos. Ni el mismo Marcelino recuerda las veces que fue campeón gallego en la modalidad de belleza, pero no olvidará nunca la ocasión en la que quedó campeón de España en 2016, repitiendo podio al año siguiente, pero en el tercer puesto.

Aquel ejemplar con el que ganó el título nacional le llevó a recibir una oferta por ella de 12.000 euros. "Tener una buena paloma mensajera es algo que se valora mucho. Por eso creo que los campeonatos que hay en Galicia deberían tener premios en metálico para los ganadores. Básicamente para valorar todo el trabajo que se hace".

Incluso Marcelino no pasa por alto que "hay un esfuerzo económico detrás. Es cierto que cada uno que cría palomas gasta lo que quiere, pero para tener lo mejor tienes que invertir". Por delante, alrededor de 15 campeonatos en toda España en los que la palomas de Vilariño volverán a pelear por dejar bien alto el pabellón en un espectro competitivo con cada vez más exigencias y rivales.

Publicado en el Faro de Vigo

Irma Basarte10.-