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El 'Usain Bolt' de las palomas es leonés


Eduardo, Guillermo y Tori comparten la misma afición: la colombofilia. Los tres comparten palomar en Santa Marina y han cosechado éxitos en todas las modalidades.
 
Eduardo y Guillermo Barrallo, junto con Tori, comparten una misma afición: la colombofilia; la técnica de cría, adiestramiento y cuidado de las palomas mensajeras. Los tres han encontrado en su palomar, ubicado en la localidad de Santa Marina del Rey, una pasión que les ha llevado a cosechar grandes éxitos en esta disciplina. Fueron campeones ibéricos el año pasado y entre sus filas cuentan con tres ganadoras, una en cada modalidad: Medio Fondo (de 200 a 499 kilómetros), Fondo (de 500 a 699) y Gran Fondo (a partir de 700 kilómetros). El último triunfo ha sido en Medio Fondo; el suyo actualmente es el ejemplar más veloz, el Usain Bolt de las palomas. Así la han denominado sus entrenadores.

Los más de 200 pichones que entrenan estos tres leoneses, pertenecientes al Club Colombófilo San Francisco –uno de los dos que existen actualmente en la provincia–, han llegado a volar desde Tarifa, unos 800 kilómetros y algo más de nueve horas en condiciones muy favorables. Y es que, las palomas mensajeras son capaces de superar los 1200-1300 metros por minuto y casi llegar a los 2000 metros de altura durante su viaje. Eso sí, los agentes climatológicos influyen en su orientación, así como también lo hacen, de forma positiva, los cristales de magnetita que tienen en la superficie del cerebro (la glándula pineal), que les ayudan a detectar las ondas electromagnéticas. Por el contrario, son susceptibles a la tormenta y a la niebla, dos factores muy influyentes en su desorientación.

Guillermo (i), Tori y Eduardo (d) con las tres campeonas. | P.F.
La paloma mensajera lleva una anilla distintiva en la que también tiene que constar que pertenece a la Real Federación Colombófila Española, curiosamente la federación más antigua de España, que data de 1894. Para competir se le pone un microchip emparejado con su número y una vez en el aire ya depende de ellas y de su velocidad para regresar a casa; algo que hacen siempre –o casi– gracias a que se les crea una querencia mayor en el palomar, que bien puede ser una pareja, crías o comida. En tiempo de entrenamiento, las palomas mensajeras suelen volar una hora por la mañana y otra por la tarde, aunque es algo orientativo. Su adiestramiento, para estos tres colombófilos, «no es difícil, pero sí conlleva una responsabilidad importante», por eso actualmente se tiende a concentrar y compartir palomares, como han hecho ellos. «Compartimos una ilusión y así también el trabajo», detallan. Actualmente también existen lo que se ha denominado ‘derbys’; grandes palomares con cuidadores externos.

La colombofilia no es una disciplina en auge en España, no más de 3000 personas la practican, pero sí genera gran expectación entre los ciudadanos de a pie. Eduardo, docente de profesión, comparte con sus alumnos esta gran afición. Todos los años el profesor celebra un concurso con los escolares dividiendo la clase en dos. Y mientras unos viajan a Santa Marina para recibirlas, los demás se ocupan de la suelta en León, la cuál se realiza 10-15 minutos antes de su llegada.

Eduardo, Guillermo (que también es juez internacional de colombofilia) y Tori suelen unirse a los clubes de toda Castilla y León para soltar a sus palomas. El espectáculo no es pequeño, ya que se pueden juntar unos 3000 de estos hermosos y, aunque quizá poco valorados popularmente, asombrosos ejemplares. 
 
Artículo publicado en La Nueva Crónica de León.
 
Irma Basarte10.-